Desde que fui mamá intento estar actualizada en temas de crianza, por lo que he leído bastante acerca de la crianza respetuosa, a la cual adhiero, y hago todo lo posible para llevarla a cabo.
Se habla de temas como el apego seguro, la confianza, la puesta de límites, entre otros tantos. En la actualidad también se reconocen públicamente algunas cuestiones ligadas a los sentimientos que generan la maternidad y paternidad, como el cansancio, la culpa, los vaivenes emocionales.
En medio de esta pandemia, muchas cosas han cambiado. Se alteraron las rutinas, l@s niñ@s están todo el día en los hogares y las familias tuvieron que aprender a trabajar y hacer las tareas domésticas incluyendol@s. Esto genera un alto grado de agotamiento de los adultos cuidadores. Pero quisiera recordar la importancia de sentirse atendido, comprendido, alojado.
¿Qué comunicamos a l@s más pequeñ@s cuando no los miramos a los ojos a pesar de estar escuchándol@s?¿Qué sentimos nosotros como adultos ante una situación similar?
Una vez leí una frase que decía “Mamá, quiero que me escuches con los ojos”… Qué importante es sentir que estamos siendo escuchados pero con atención, que nuestros mensajes son importantes. Creo que es la base para criar seres humanos respetuosos y empáticos.
Como dice Narda Lepes en su libro “Preparate para que el momento de la comida sea divertido. Estimulalo, dale su espacio. Es importante que tengas en cuenta siempre tu actitud. Es un lugar de conexión: conectate con el bebé y no con tu teléfono. No finjas atención: podés mentirle a un adulto y hacer que lo estás escuchando, pero a un bebé, no.
Todos tenemos días difíciles, no vamos a negarlo. Pero a veces viene bien hacer una pausa y reflexionar sobre estas actitudes cotidianas.